En la biblioteca vive el Mono de la Tinta. Se esconde entre mis libros y acecha mis tinteros. Cuando cree que no lo veo, olisquea mis lapiceras. Se trepa a una pila de libros y, por sobre mi hombro, trata de adivinar qué escribo. Escucho su respiración acompasada, anhelante, mientras lee. Lo sospecho en puntas de pie, haciendo equilibrio, pero, cuando me doy vuelta, siempre desaparece.

Dos cosas le gustan sobremanera: La tinta y las historias.

El otro día, al caer el sol, me acerqué silenciosamente. Me escondí en las sombras, detrás de las cortinas. La noche avanzaba lenta como el río espeso de mis sueños.

Entonces, cuando ya casi se me cerraban los párpados, lo vi: se acercó canturreando una cancioncita pegadiza y destapó todos los tinteros en un bailecito alegre. Después, sentado sobre sus patas sacó una historia del tintero con sus dedos largos.

“Había una vez…”. Y la tinta, sangre del cuento, se deshizo en gotas negras sobre el piso, desmigajándose en mil historias de dragones, de caballeros, de batallas, y en la historia de un mono que bebe tinta, una tinta negra y brillante, como los ojos negros del Mono de la Tinta

Gabi Casalins, septiembre de 2013

sábado, 4 de julio de 2020

Las palabras dulces y Cómo crecer más rápido

Hoy nos cuenta una historia Beatriz Montero. Elegir un cuento para compartir en nuestra revista ha sido complicado, porque es imposible compartirlos todos, nos quedamos con dos y les remitimos a su canal de Youtube. Prepárense un buen sandwichito y una bebida porque luego no van a querer despegarse de la pantalla durante un buen rato.


Beatriz es una gran cuentacuentos, desde 1995 nos trae historias de todo tipo, especialmente, para tipos pequeños. Es tan amplio su curriculum que nos ocuparía todo este espacio, así que yo les recomiendo ir a su página oficial: http://www.beatrizmontero.com/
Sí que me gustaría compartir algunos párrafos de uno de sus libros, que tengo en mi biblioteca: Los secretos del cuentacuentos (editorial CCS, colección Palabra y Comunicación, 2012, Madrid).
"Cuando uno desea contar cuentos no hay nada que lo detenga, ni siquiera la timidez. El cuentacuentos es ante todo un encantador de historias, un inventor compulsivo que hechiza con narraciones fantásticas. Hasta los niños saben que en la vida real los lobos no hablan. Blancanieves no existe y la Luna no es una barca brillante. Y sin embargo, se dejan adentrar en el cuento, en ese mundo mágico de historias imposibles."


"Yo comparo el arte de contar cuentos con un gigantesco árbol sujeto por raíces milenarias. Para mí la narración oral es un árbol cuyo perímetro aumenta cada día con las palabras nutritivas de los narradores. Es un árbol robusto que se mantiene firme ante las nuevas tecnologías que lo rodean. Y el cuentacuentos es esa voz que se enreda en el alma, de cuya boca salen palabras que se convierten en omnipotentes para dejarnos adentrar en tierras hermosas llenas de fantasía. ¿Puede haber algo más poderoso que la voz que se mantiene viva en la memoria durante siglos?"


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