En la biblioteca vive el Mono de la Tinta. Se esconde entre mis libros y acecha mis tinteros. Cuando cree que no lo veo, olisquea mis lapiceras. Se trepa a una pila de libros y, por sobre mi hombro, trata de adivinar qué escribo. Escucho su respiración acompasada, anhelante, mientras lee. Lo sospecho en puntas de pie, haciendo equilibrio, pero, cuando me doy vuelta, siempre desaparece.

Dos cosas le gustan sobremanera: La tinta y las historias.

El otro día, al caer el sol, me acerqué silenciosamente. Me escondí en las sombras, detrás de las cortinas. La noche avanzaba lenta como el río espeso de mis sueños.

Entonces, cuando ya casi se me cerraban los párpados, lo vi: se acercó canturreando una cancioncita pegadiza y destapó todos los tinteros en un bailecito alegre. Después, sentado sobre sus patas sacó una historia del tintero con sus dedos largos.

“Había una vez…”. Y la tinta, sangre del cuento, se deshizo en gotas negras sobre el piso, desmigajándose en mil historias de dragones, de caballeros, de batallas, y en la historia de un mono que bebe tinta, una tinta negra y brillante, como los ojos negros del Mono de la Tinta

Gabi Casalins, septiembre de 2013

martes, 25 de agosto de 2020

Lissette Mayer nos cuenta "El sol, la luna, el agua" en Kamishibai

 Les presentamos a Lissette Mayer y a su Kamishibai mágico. ¡Disfruten de la cadencia de su voz y de la belleza de esta narración!



Lisette Mayer. Antropóloga y narradora. Chilena de origen, vive en Argentina hace 20 años. Se ha especializado como narradora de cuentos en kamishibai llevando a la audiencia infantil cuentos tradicionales, leyendas e historias que retratan la diversidad cultural de nuestro planeta. Ha participado de diferentes eventos culturales en la zona de Traslasierra -donde vive actualmente- como ferias del libro, espectáculos en teatros y centros culturales y actividades en escuelas rurales.

Kamishibai -“teatro de papel” en japonés- es una manera de contar historias de tradición oral que se originó en los templos budistas de Japón durante el siglo XII. Los monjes utilizaban pergaminos en los que combinaban imágenes y texto para contar historias a las audiencias.

A principios de 1920 el Kamishibai resurgió como manera tradicional de contar cuentos a través de los Gaito Kamishibaya, narradores que viajaban en bicicleta de pueblo en pueblo llevando el teatro de papel para el deleite de los más pequeños y procurarse, de ese modo, la venta de golosinas.

 

Hoy en día esta tradición se revitaliza en diversos rincones del planeta portando su magia sencilla y profunda. A través del butai –teatro de madera- se exhiben láminas ilustradas que acompañan la narración de cuentos tradicionales de distintas culturas.

 




El video que presentamos forma parte de “Programa Cultura”, iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Sal Luis, creado para difundir contenidos culturales audiovisuales en tiempos de cuarentena.

 



¡Gracias Lissette por compartir esta preciosa historia con El Mono de la Tinta!

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