En la biblioteca vive el Mono de la Tinta. Se esconde entre mis libros y acecha mis tinteros. Cuando cree que no lo veo, olisquea mis lapiceras. Se trepa a una pila de libros y, por sobre mi hombro, trata de adivinar qué escribo. Escucho su respiración acompasada, anhelante, mientras lee. Lo sospecho en puntas de pie, haciendo equilibrio, pero, cuando me doy vuelta, siempre desaparece.

Dos cosas le gustan sobremanera: La tinta y las historias.

El otro día, al caer el sol, me acerqué silenciosamente. Me escondí en las sombras, detrás de las cortinas. La noche avanzaba lenta como el río espeso de mis sueños.

Entonces, cuando ya casi se me cerraban los párpados, lo vi: se acercó canturreando una cancioncita pegadiza y destapó todos los tinteros en un bailecito alegre. Después, sentado sobre sus patas sacó una historia del tintero con sus dedos largos.

“Había una vez…”. Y la tinta, sangre del cuento, se deshizo en gotas negras sobre el piso, desmigajándose en mil historias de dragones, de caballeros, de batallas, y en la historia de un mono que bebe tinta, una tinta negra y brillante, como los ojos negros del Mono de la Tinta

Gabi Casalins, septiembre de 2013

miércoles, 27 de mayo de 2020

Microrrelatos: Tríptico de Caperucita


Tríptico Caperucita





1. Hace mucho, mucho tiempo, al lobo feroz le leyeron las líneas de la pata. Le dijeron: “cuidado con las coloradas.” Él no creía en esas cosas. Por eso cuando conoció a Caperucita no vio venir el final.









2. Caperucita llegó al bosque, por el camino más largo, como su mamá le había dicho que no hiciera. Allí se encontró con el lobo, pero él no le hizo caso. Iba pensando en los Tres Cerditos.










3. El lobo se fue por el camino largo, se entretuvo con las flores, recordó las tartas de manzana, suspiró un par de veces… Cuando llegó a casa de la abuelita, ya estaban todos allí, impacientes y mirando el reloj, esperando a que él llegara para poder terminar con el cuento.









(Texto: Inma Manzanares
Ilustraciones: Gabi Casalins)

1 comentario:

  1. ¡Son unas genias! Hermoso el relato Inma, ¡qué lindo encontrarte aquí! Gabi, siempre me sorprendés con tus talentos.
    ¡Felicitaciones!

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