El jovencito resultará ser el Príncipe del asteroide B612, señor de tres volcanes (uno de ellos extinguido) y de una rosa (o ¿son los tres volcanes y la rosa los señores del principito?). El principito salió un día de su asteroide (tras dejar bien limpios sus volcanes y bien protegida su rosa), un poco huyendo de las exigencias de su flor, un poco con ganas de conocer el porqué de muchas cosas, el porqué de sí mismo. Y esta búsqueda, este ir y venir de un asteroide a otro, se lo irá contando a su amigo el aviador Saint-Exupéry.
En la biblioteca vive el Mono de la Tinta. Se esconde entre mis libros y acecha mis tinteros. Cuando cree que no lo veo, olisquea mis lapiceras. Se trepa a una pila de libros y, por sobre mi hombro, trata de adivinar qué escribo. Escucho su respiración acompasada, anhelante, mientras lee. Lo sospecho en puntas de pie, haciendo equilibrio, pero, cuando me doy vuelta, siempre desaparece.
Dos cosas le gustan sobremanera: La tinta y las historias.
El otro día, al caer el sol, me acerqué silenciosamente. Me escondí en las sombras, detrás de las cortinas. La noche avanzaba lenta como el río espeso de mis sueños.
Entonces, cuando ya casi se me cerraban los párpados, lo vi: se acercó canturreando una cancioncita pegadiza y destapó todos los tinteros en un bailecito alegre. Después, sentado sobre sus patas sacó una historia del tintero con sus dedos largos.
“Había una vez…”. Y la tinta, sangre del cuento, se deshizo en gotas negras sobre el piso, desmigajándose en mil historias de dragones, de caballeros, de batallas, y en la historia de un mono que bebe tinta, una tinta negra y brillante, como los ojos negros del Mono de la Tinta…
Gabi Casalins, septiembre de 2013
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viernes, 29 de noviembre de 2013
El Principito de Saint-Exupéry
El jovencito resultará ser el Príncipe del asteroide B612, señor de tres volcanes (uno de ellos extinguido) y de una rosa (o ¿son los tres volcanes y la rosa los señores del principito?). El principito salió un día de su asteroide (tras dejar bien limpios sus volcanes y bien protegida su rosa), un poco huyendo de las exigencias de su flor, un poco con ganas de conocer el porqué de muchas cosas, el porqué de sí mismo. Y esta búsqueda, este ir y venir de un asteroide a otro, se lo irá contando a su amigo el aviador Saint-Exupéry.
Preciosa reseña!! Al leerla se siente la magia ... como un pasadizo secreto hacia esa historia tan maravillosa!
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