En la biblioteca vive el Mono de la Tinta. Se esconde entre mis libros y acecha mis tinteros. Cuando cree que no lo veo, olisquea mis lapiceras. Se trepa a una pila de libros y, por sobre mi hombro, trata de adivinar qué escribo. Escucho su respiración acompasada, anhelante, mientras lee. Lo sospecho en puntas de pie, haciendo equilibrio, pero, cuando me doy vuelta, siempre desaparece.

Dos cosas le gustan sobremanera: La tinta y las historias.

El otro día, al caer el sol, me acerqué silenciosamente. Me escondí en las sombras, detrás de las cortinas. La noche avanzaba lenta como el río espeso de mis sueños.

Entonces, cuando ya casi se me cerraban los párpados, lo vi: se acercó canturreando una cancioncita pegadiza y destapó todos los tinteros en un bailecito alegre. Después, sentado sobre sus patas sacó una historia del tintero con sus dedos largos.

“Había una vez…”. Y la tinta, sangre del cuento, se deshizo en gotas negras sobre el piso, desmigajándose en mil historias de dragones, de caballeros, de batallas, y en la historia de un mono que bebe tinta, una tinta negra y brillante, como los ojos negros del Mono de la Tinta

Gabi Casalins, septiembre de 2013

miércoles, 23 de diciembre de 2020

El mono lee las Cartas de Papá Noel de J.R. Tolkien


Los hijos de J.R. Tolkien recibieron cartas del Papá Noel durante toda su infancia. 

Todos los años, junto a sus regalos de Navidad, Papá Noel no olvidaba dejarles una carta, saludándolos y contándoles anécdotas del Polo Norte. A veces, también el Oso Polar les escribía unas líneas.
Desde el Mono de la Tinta queremos felicitarles estas Navidades tan peculiares del 2020 con algunas de estas cartas.
 

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