El cuento que hoy narramos es de María Teresa Andruetto, una escritora argentina de literatura infantil y juvenil (aunque también escribe para adultos), sus obras son leídas tanto por chicos como por grandes, sabe atraparnos con su palabra y ha sido
reconocida con diferentes premios y reconocimientos, entre otros, el Hans Christian Andersen de Literatura Infantil y Juvenil, en el 2012.
Premios aparte, la forma de contar de Andruetto es tranquila
y profunda, sus palabras son claras, su estilo llano, sin olvidar que escribe
literatura, y sus temas son universales.
En el año 2006 nos dejó El árbol de Lilas. Un cuento
peculiar que presenta una historia en
tres fases: Primero, Él espera, impregnándose del aroma de las lilas. En el segundo
paso, Ella sale de su casa, lo ve, y sigue su camino, buscando. Esta búsqueda la
llevará por todo el mundo, hasta que, en el tercer momento, alguien le dice que
a quien busca está en una plaza, bajo un árbol de lilas. Ella vuelve al
principio de su camino y él sigue esperando. El recorrido de la historia, como el de Ella,
es circular. Andruetto nos devuelve al punto geográfico desde el que partió.
Posiblemente, podríamos pensar en el papel activo de la
mujer, su poder y su actitud de lucha, frente al papel pasivo del hombre que
simplemente espera y opta por la inacción y hacer una lectura de oposición de
lo femenino y de lo masculino; por supuesto, no nos vamos a conformar con esta
primera visión. Hay más en este cuento.
Sin duda es una historia de amor, nadie lo duda, pero
también nos muestra dos formas de ver el futuro, de alcanzar lo que se desea. Por
un lado, Él espera, no es una espera sumisa, tiene su precio, prefiere esperar
a conseguir bienes, prefiere esperar a enamorar a otra que no es la que está en
su destino, prefiere esperar a jugar, y, en fin, prefiere esperar a ser feliz,
como le dice a su madre. Son muchas cosas las que están en juego en esa espera.
En este periodo, crece y madura.
Y, frente a la espera, la acción de Ella. El objetivo es el
mismo, la forma de conseguirlo es diferente: Ella no puede quedarse quieta,
cruza la plaza y lo ve, porque luego lo recuerda, pero, pese a esto, sigue
andando, y va al Este, al Oeste, al Norte y al Sur, hasta que una voz, exterior
(¿o es interior?), le dice que lo que ella busca estaba al principio del
camino, y, sin dudarlo, vuelve al origen. No es una búsqueda inútil, también
ella ha aprendido, ha crecido. Ahora sí está preparada.
El aroma y el marco de las flores de lilas no es casual. Las
lilas representan la primavera, el amor, el nacimiento de algo nuevo. Y eso es
lo que está en el destino de ambos personajes: la espera y la búsqueda son las
bases para algo nuevo.
La historia y el mensaje están magníficamente bien representados con las ilustraciones de Liliana Menéndez.
La historia y el mensaje están magníficamente bien representados con las ilustraciones de Liliana Menéndez.
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