miércoles, 8 de julio de 2020

El árbol de lilas




El cuento que hoy narramos es de María Teresa Andruetto, una escritora argentina de literatura infantil y juvenil (aunque también escribe para adultos), sus obras son leídas tanto por chicos como por grandes, sabe atraparnos con su palabra y ha sido reconocida con diferentes premios y reconocimientos, entre otros, el Hans Christian Andersen de Literatura Infantil y Juvenil, en el 2012.
Premios aparte, la forma de contar de Andruetto es tranquila y profunda, sus palabras son claras, su estilo llano, sin olvidar que escribe literatura, y sus temas son universales.

En el año 2006 nos dejó El árbol de Lilas. Un cuento peculiar que presenta  una historia en tres fases: Primero, Él espera, impregnándose del aroma de las lilas. En el segundo paso, Ella sale de su casa, lo ve, y sigue su camino, buscando. Esta búsqueda la llevará por todo el mundo, hasta que, en el tercer momento, alguien le dice que a quien busca está en una plaza, bajo un árbol de lilas. Ella vuelve al principio de su camino y él sigue esperando. El recorrido de la historia, como el de Ella, es circular. Andruetto nos devuelve al punto geográfico desde el que partió.

Posiblemente, podríamos pensar en el papel activo de la mujer, su poder y su actitud de lucha, frente al papel pasivo del hombre que simplemente espera y opta por la inacción y hacer una lectura de oposición de lo femenino y de lo masculino; por supuesto, no nos vamos a conformar con esta primera visión. Hay más en este cuento.

Sin duda es una historia de amor, nadie lo duda, pero también nos muestra dos formas de ver el futuro, de alcanzar lo que se desea. Por un lado, Él espera, no es una espera sumisa, tiene su precio, prefiere esperar a conseguir bienes, prefiere esperar a enamorar a otra que no es la que está en su destino, prefiere esperar a jugar, y, en fin, prefiere esperar a ser feliz, como le dice a su madre. Son muchas cosas las que están en juego en esa espera. En este periodo, crece y madura.
Y, frente a la espera, la acción de Ella. El objetivo es el mismo, la forma de conseguirlo es diferente: Ella no puede quedarse quieta, cruza la plaza y lo ve, porque luego lo recuerda, pero, pese a esto, sigue andando, y va al Este, al Oeste, al Norte y al Sur, hasta que una voz, exterior (¿o es interior?), le dice que lo que ella busca estaba al principio del camino, y, sin dudarlo, vuelve al origen. No es una búsqueda inútil, también ella ha aprendido, ha crecido. Ahora sí está preparada.
El aroma y el marco de las flores de lilas no es casual. Las lilas representan la primavera, el amor, el nacimiento de algo nuevo. Y eso es lo que está en el destino de ambos personajes: la espera y la búsqueda son las bases para algo nuevo.
La historia y el mensaje están magníficamente bien representados con las ilustraciones de Liliana Menéndez.




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