Se define Claudio Ledesma en su facebook como Contador profesional de historias, Cuentacuentos, Narrador Oral, Chamán Moderno y Juglar Contemporáneo.
Representó a la Argentina en los Festivales Internacionales de Cuentacuentos de Bolivia, Cuba, Colombia, Chile, España, México, Perú y Uruguay. Es Director del Festival Internacional de Cuentacuentos “Palabra Mía” y “Cuenta Habana”. Narrador contratado por la Dirección General del Libro y Bibliotecas de la Ciudad de Buenos Aires.
Recibió en Cuba los premios "ContArte 2011" “El Cochero Azul 2014” y “Jesús del Monte 2018” por su trayectoria y difusión de la narración oral. Premios “Precursor 2015”, “Hacedor 2015”, “Pregonero 2011” y “Pregonero 2013” otorgado por la Fundación El Libro de Buenos Aires.
Ha publicado “Olga y los pájaros”, primer libro de la colección “Libros blancos, para imaginar e ilustrar”, el libro de teoría de narración oral “El arte de contar cuentos” y “Lo bueno y breve, dos veces bueno”, microficción y narración oral, todos con Sherezade Editora.
Recientemente recibió el Premio ATVC, por mejor programa de interés cultural por el programa “Cuentacuentos” que se emite por Canal 2 de Villa Gesell.
El artículo que a continuación podemos leer pertenece a la primera clase del Postítulo Diplomatura Superior en Narración Oral Escénica (a Distancia) que en la actualidad se desarrolla en el Instituto de Educación Superior Rodolfo Walsh del Chaco.
El cuentero nace, el narrador oral o cuentacuentos se hace.
En resumen, diremos que la narración oral es un medio de
expresión, el cual se manifiesta con “belleza” y “arte” (es decir con su propia
técnica), en un instante único de creencia en la fantasía o realidad. Es una
forma de comunicación que se nutre de la ficción, sin otro apoyo que la
palabra, los gestos y los movimientos. El oyente forma con el narrador la otra
parte de una unidad, pues él debe recrear en su imaginación el relato que le
cuentan, con su propia historia, esto crea un estrecho vínculo que genera
placer y se retroalimenta produciendo emociones y sentimientos.
Se logra con concentración, mirando directamente a los ojos,
rompiendo esa cuarta pared que propone Konstantín Stanislavski[1] y compartiendo
la historia.
En el teatro el actor muestra, en la narración oral se
comparten imaginarios.
El texto no se estudia de memoria, es el cuento recreado en
la imaginación del narrador y oyente, que permite improvisar, realizar
comentarios y establecer un vínculo directo de comunicación.
Hay que diferenciar la técnica del narrador oral o
cuentacuentos, del cuentero.
El narrador oral adquiere la técnica por haberla aprendido
en forma expresa y por su propia voluntad y decisión.
Los cuenteros son los narradores espontáneos, que cuentan de
forma intuitiva, muchas veces los cuenteros no saben leer o escribir, por lo
tanto, su fuente no serán cuentos literarios, serán sucedidos, anécdotas,
historias familiares, de aparecidos o leyendas.
El cuentero nunca elige ser cuentero, son los otros los que
le dan ese espacio, ese lugar.
Piensen en su familia, en alguna tía, tío, abuela o abuelo,
que en las reuniones familiares le decían, que lo cuente él o ella porque lo
sabe contar.
Los otros son los que convalidan el espacio del cuentero,
los que lo legitiman, él nunca decide ser cuentero. Lo hace en forma natural,
espontánea y muy efectiva. Es un don innato.
El cuentero nace, el narrador oral, se hace.
A continuación, un párrafo de M. E. Maxwel, describe en su
artículo “Seri rama, un cuento de hadas contado por un cuentero malayo” tomado
del libro de Ana Padovani, “Contar Cuentos”, de editorial Paidos.
“Sentado en el salón de un Rajá o un jefe, el narrador de
historias que probablemente es un hombre que no sabe leer ni escribir, empieza
uno de los romances que forman parte de su repertorio, entonando las palabras
como si estuviera leyendo un libro en voz alta. Posiblemente se ha colocado
adrede, cerca de la puerta que lleva al apartamento de las mujeres y las risas
o los aplausos del público masculino allá afuera resuenan detrás de las
cortinas donde las mujeres de la casa estarán siguiendo la narración con gran
interés. La narración continúa, tal vez, hasta bien alcanzada la noche cuando
es interrumpida hasta la noche siguiente. El narrador no olvida nada, ha estado
contando sus historias desde joven y heredó sus romances de su padre o de los
antepasados que lo habían contado a los antepasados del público actual. Una
pequeña recompensa, una bienvenida cálida y una buena cena esperan al narrador
malayo donde sea que venga o vaya, caminando entre los pueblos, como Homero lo
hacía entre las villas griegas”.
[1] Konstantín Stanislavski (en en ruso Константин Станиславский)
(Moscú, 5 de enero de 1863 - ibidem 1938) fue un actor, director escénico y
pedagogo teatral ruso, creador del método interpretativo Stanislavski y
cofundador del Teatro del Arte de Moscú.
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