Silvina Flamini nos acerca esta reseña que invita a la lectura de adolescentes y adultos sobre "La oscuridad de los colores" de Martín Blasco.
LA OSCURIDAD DE LOS
COLORES, Martín Blasco. Editorial Norma, 248 páginas (a partir de 13 años).
Esta
es una novela oscura y siniestra, como lo anuncia el título, y la primera duda
que surge es: ¿los colores tienen oscuridad? Pregunta inquietante que motiva al
lector a sumergirse en la lectura.
Los capítulos se van alternando entre el diario personal de
J.F. Andrew y la historia de Alejandro,
un periodista, a quien le encomiendan investigar la desaparición de cinco bebés
durante el primer Centenario de Bs As. Esos niños reaparecen veinticinco años
después en sus hogares: han sido sometidos a un plan macabro de Andrew, con
fines "científicos".
Estos niños
serán rebautizados (y la incógnita, develada) con nombres de colores y criados
bajo distintos estímulos para demostrar a lo que es capaz de llegar el ser
humano.
En la
investigación, Alejandro descubrirá no solo las verdaderas identidades de los
jóvenes y quiénes se esconden detrás de esta aberración, sino también algunos
secretos.
Salvando
las distancias argumentales, la obra puede ser leída como un intertexto de La isla del doctor Moreau, de H. G.
Wells ya que en ambas hay una experimentación con el ser humano producto de los
deseos más egoístas e inescrupulosos del hombre.
El contexto en el que se desarrolla la historia es el de
fines del siglo XIX y comienzos del XX, pleno auge del positivismo, de la
hipnosis y de experimentación científica; un mundo cambiante, de olas
inmigratorias generadas por el estallido de la Primera Guerra Mundial. La
Buenos Aires de 1910 será el telón de fondo que acompañe a los personajes en su
propia búsqueda de la identidad.
La oscuridad de los
colores es
una novela llevadera, de ritmo ágil para el público juvenil o adulto que guste
de lo intrincado; es diferente a otras novelas del autor y, por ello, muy atractiva.
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