Tres microrrelatos (+1) para contar la Bella Durmiente
1. La mamá de la Bella Durmiente se casó con el papá de la Bella
Durmiente y tuvieron una hijita. Llegó la abuela, que era
un poco refunfuñona y que venía molesta de mucho viajar, se acercó a su nieta,
la miró y dijo: “Esta niña es bastante feucha”. Y así, con cinco palabras, se
cargó todo un cuento.
2. Llegó la primera Hada Madrina y le dijo a la niña, “vas a
ser bella”, llegó la segunda Hada Madrina y le dijo, “vas a ser buena”, luego,
entró la Malvada, y le dijo, “vas a morir a los 15 años”, y entró, por fin, la
tercera Hada Madrina, y quiso arreglar lo de la Malvada, dijo “vas a despertar”.
Tanta Hada Madrina y ninguna se acordó de darle inteligencia.
3. El Príncipe Encantador hizo lo que le dijeron que hacían
los Príncipes: subió una montaña, bajó un valle, mató a un dragón, hizo huir a
la bruja, cortó con su espada hileras e hileras de grandes espinas, llegó hasta
donde estaba la Bella, y le dio un beso. A él le pareció que ella olía a
bolitas de alcanfor, y a ella que él olía a ajo. Fueron felices. Eso dicen.
3bis. El Príncipe Encantador hizo lo que le dijeron que
hacían los Príncipes: subió una montaña, bajó un valle, mató a un dragón, hizo
huir a la bruja, cortó con su espada hileras e hileras de grandes espinas, llegó
hasta donde estaba la Bella, y… ¿dónde estaba Bella? En su lugar sólo encontró
el despertador que una de sus Hadas Madrinas le había regalado cuando cumplió
los 15, “porque, le había dicho, no puedes confiar tu futuro a
un completo desconocido”.
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