A veces, para sacarnos de nuestra monotonía, no necesitamos
nada más que un avioncito de papel. Eso nos ofrece La caja de música. Eso es lo
que quiere ser, un avioncito de papel. Un detonante para iniciar la reflexión y
la aventura.
Hablemos primero del contenido, luego de la forma de esta
obra que, puede leerse, pero que está pensada para ser representada.
Nino es un niño que juega con un avión de papel. El avión se
cuela por una rendija de una caja de música, donde una Muñeca espera ser
despertada, aunque ni ella lo sabe. Muñeca oye los gritos de ayuda de Nino,
algo está ocurriendo afuera. Entre la confusión logra escuchar un nombre, No
tiene cara. Ella consigue liberarse de su ensueño y de su encierro. Tiene que
encontrar a Nino para devolverle su avión. Y se inicia la aventura.
Muñeca, así sin más, sin ni siquiera nombre, se adentra en
la búsqueda. Va topándose con una serie de personajes, que no son ni buenos ni
malos, algunos, quizás, más atemorizadores que otros, pero de todos se aprende
algo.
Cocolico, el cazador de zapatos; el Presentador del Circo,
que siempre lo es; Gador, el león domador de humanos; el sabio profesor Don
Perfecto; la Mano que anda sin cuerpo, sola por el mundo, solo con deseos de
poseer; los habitantes de Jaulajá, que rinden pleitesía a una jaula y dejan a
Muñeca hablando en jerigonza; el viejo Pirata jubilado; la diabólica pareja de
Pestiño y Pestiñaza; el hombre lobo, el Guardián, de los dominios de No tiene
cara; la última Sirena de su especie; el General que fue glorioso pero ahora
solo es una estatua con ganas de luchar; el Payaso, uno de los que están
encerrados en las botellas, y que le aclara cosas muy importantes, como que
somos nosotros los que tenemos que salir, todo está en nuestro interior.
Y, por fin, Nino. Ahora es Muñeca quien tiene que ayudar a
Nino a liberarse de ese ser que no es ajeno a nosotros mismos, el que No tiene
cara, lo dice el Payaso, está en todos y es parte nuestra. También lo reconoce
el malvado personaje, ‘Estoy en tu interior’. Nino será libre si él quiere
serlo. Igual que Muñeca es libre porque eso es lo que ella quiere. Ya lo
dijimos, el avión sólo fue el despertador. Pero, de pronto, una hoja doblada
también sirve para viajar, alcanzar las nubes y huir de los miedos que nos
impiden salir de la Caja de música.
Alfonso Zurro en el prólogo ya nos habla de los posibles
niveles de acercamiento a la obra: “tiene diversos planos de lectura, desde el
más explícito que viene dado por la acción y los sucesos dramáticos, hasta
otros que entran en terrenos más simbólicos y significativos.”
Podemos conformarnos con ver la historia de una muñeca que
sale de una caja de música o hablar de cómo afrontar la vida y de eludir los
miedos. En realidad, probablemente, habrá una Caja de música y un No tiene cara para cada lector. O pueden ser, simplemente, una caja de música y un malvado de papel. Por esto, puede estar destinado a niños (y adultos) de todas las edades.
Antes de terminar, comentemos algo de la forma. Ya dijimos
que se trataba de una obra para ser representada. Es, en efecto, una obra
teatral. Su autor nos da orientaciones de cómo organizar el escenario, la
música, el vestuario. Y, como estamos en una caja de música, nos encontramos
con movimientos musicales. La pieza está dividida en una Obertura, 15 movimientos
y una Coda final. Cada uno de ellos es
una escena y va acompañado de un adjetivo. La Obertura se inicia con un Adagio
naciente; el Primer movimiento es un Andante dulce; el Segundo, un Presto
Tempestuoso y así hasta llegar a la Coda final con un movimiento Largo volátil…
Los movimientos no son casuales, pues, indican la intensidad de lo que acontece
en ellos. De manera que la música nos va guiando en toda la aventura.
No podemos dejar de comentar las ilustraciones de Claudia Ranucci. Los dibujos reflejan los personajes representados, sin detalles
superfluos, siempre usando el rojo, el negro y el blanco, con líneas bien
marcadas, próximos a los garabatos.
Ya no nos queda mucho más, sólo subirnos en ese avión, con
Muñeca y Nino, enfrentarnos a nuestros No tiene cara y, libres, volar entre las
nubes.
Sobre el autor:
Nacido en Salamanca, ha vivido siempre vinculado a la ciudad
de Sevilla. Es profesor de teatro y dramaturgo. Aunque no es, propiamente,
autor de literatura infantil, se ha preocupado siempre de difundir el teatro
entre niños y jóvenes. Con esta obra obtuvo, en el año 2000, el Accésit al
Premio SGAE de Teatro Infantil y Juvenil.
En la página oficial encontramos sus datos biográficos, sus
principales obras y sus intereses profesionales: http://alfonsozurro.es/